lunes, 15 de marzo de 2010

Sweet darkness
Dulce obscuridad













Como da vueltas el mundo ¿no? A veces, la persona que amas es la menos indicada, sin embargo, ¿Qué podemos hacer? Contra el amor no se puede. Es como una fuerza superior a la que se nos es imposible vencer.












Chapter one




- ¿Paola? – Me dijo Paul lentamente acercándose cada vez más a mi - ¿Sabes que te amo no? – susurro en mi oído. Lo mire y estaba por contestarle cuando unió sus labios lentamente a los míos con un tierno beso – No lo olvides, siempre serás lo más importante para mí.
- ¿Qué es lo que pasa amor? ¿Por qué me dices todo esto precisamente ahora? – lo mire confundida. No era que no quisiera que me dijera todo eso, solo que me pareció extraño que en ese momento mientras estudiábamos en su casa lo mencionara.
- No pasa nada, solo siento que necesitas saberlo ahora – respondió con una dulce sonrisa, aquella que yo amaba de él – Ahora vengo.
Asentí con la cabeza y contemple su perfección cuando se levantaba y su hermoso cabello negro se movía. Antes de salir me sonrió y me lanzo esa mirada picara con sus ojos verdes.
Regrese al libro tratando de entender lo que decía cuando oí un ruido extraño y corrí para averiguar de dónde provenía.
- ¿Paul? ¡Paul donde estas! – grite desesperadamente saliendo de su habitación.
Y fue cuando lo vi. Mi novio, la persona más perfecta que había conocido en toda mi vida se encontraba en el piso y de su cabeza salía sangre. ¡Se había caído de las escaleras! Estaba… ¿muerto? ¡No, NO! No podía ser. Lo más rápido que pude corrí hacia él.
- Paul – dije y cerré los ojos dejando llenar mis mejillas de lágrimas.







Paso el tiempo pero yo todavía no he podido superar su muerte, la manera de cómo había muerto, las últimas palabras que me había dicho, el último beso que me había dado…
En la escuela todos me miraban raro. Había perdido a mis pocas amigas pues yo no tenia ánimos para estar con nadie, me la pasaba sola y deprimida. Al principio, habían inventado rumores de que Paul había terminado conmigo y yo del coraje lo había aventado por las escaleras, eran historias patéticas. Cada vez que escuchaba a alguien hablando sobre eso yo solo me quedaba paralizada sin poder creerlo aun. Me la pasaba llorando y echándome la culpa aunque no tuviera nada que ver. Me estaba volviendo loca y, aunque sabía que no era verdad, hasta yo estaba creyendo aquellos rumores de los que hablaban todos.
Había ocasiones en las que no podía hablar ni con mis propios padres pues ellos insistían que tenía que salir adelante pero yo simplemente no podía. Estaba atrapada entre la obscuridad y la realidad. Cada vez más del lado obscuro, cada vez más deprimida y sola, cada vez sin razones para seguir viviendo. Ya no quería ir a la escuela, contemplar el asiento donde el solía sentarse, los lugares a donde solía ir. Un día, les comente esto a mis padres,
- ¡No! – contestaron molestos.
- Per yo ya no quiero estudiar, es mi vida y…
- ¡Y nada! Vas a seguir estudiando mientras vivas con nosotros – concluyeron y yo sin más pretextos salí enojada de la habitación.
Así pasaron los días, cada vez lo extrañaba más, cada vez lloraba más por él. Era imposible olvidarlo. De vez en cuando después de la escuela iba a su casa la cual, como sus padres se habían mudado, estaba abandonada. Por la ventana se podían observar las escaleras y, como los vidrios de la ventana estaban rotos, me asomaba y respiraba su olor, su dulce fragancia que hacía que me enamorara más de él. Siempre me preguntaba ¿Por qué? El había sido una magnifica persona y para nada se merecía eso. Sin embargo, ya había pasado y yo no podía hacer nada.
Una de las veces que fui a su casa, sentí las miradas de un grupo de muchachos robustos. El “líder” era el que más me miraba. Era alto y su cabello tenía un todo como castaño avellana. Aunque con la luz del sol hacia que se le viera más claro. Sus ojos eran de un perfecto tono verde azulado. Sentí un remordimiento al encontrar una gran similitud con Paul. Él al darse cuenta que lo miraba de pies a cabeza sonrió. No obstante yo lo ignore y me fui de ahí y cuando estaba un poco más lejos oí como todos se reían. Antes de dar vuelta voltee a verlos, estaban rompiendo vidrios de casas, eran unos vándalos, el líder era hermoso como para ser así, me decepcione.